Ram's sexual behavior. Review
Agustín Orihuela Trujilloa
a
Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del
Estado de Morelos. Av. Universidad 1001 Col. Chamilpa, 62210 Cuernavaca,
Morelos, México. aorihuela@uaem.mx.
Recibido el 26 de enero de 2012.
Aceptado el 29 de octubre de 2012.
Aceptado el 29 de octubre de 2012.
Resumen
El
presente trabajo tiene como objetivo recapitular la literatura
disponible sobre factores que influyen en la conducta sexual del
carnero. Incluye una descripción de los fundamentos endocrinos básicos,
su manifestación en borregos ferales, así como una breve reseña de las
conductas de cortejo y cópula. También abarca una descripción de
aquellos efectos que tanto a nivel prenatal como durante la infancia
pueden afectar la vida reproductiva del animal adulto, considerando
prácticas de manejo tales como la separación por sexos al momento del
destete, y los problemas posteriores de homosexualidad o inadecuda
conducta sexual que pueden mostrar en su madurez. Además, se revisan
aspectos de dominacia y fotoperiodo, y cómo estos pueden afectar el
éxito reproductivo. Se describen aspectos relacionados con la selección
del compañero de monta y colección del semen. Finalmente, se documentan
algunas pruebas a corral, desarrolladas con el fin de determinar cuáles
son los carneros que pueden tener mayor éxito reproductivo en
condiciones de campo.
Palabras clave: Comportamiento reproductivo, Ovinos, Reproducción, Libido, Capacidad de servicio.
Abstract
The
purpose of this manuscript is to summarize the literature regarding
factors influencing rams' sexual behavior. It includes a description of:
the fundamental endocrine basis of sexual behavior, its manifestation
in feral sheep, a brief description of ram's courting, and copulatory
behaviors. It also describes how some prenatal and childhood conditions
can impact reproductive performance in mature animals, in addition to
management practices, such as separation by sexes at weaning, and the
later problems of homosexuality or inadequate sexual behavior that might
some rams develope. Furthermore, the effects of dominance and
photoperiod, and their effect in the reproductive success, together with
some aspects related to mate selection are also described. Some
considerations during semen collection are stated as well, and finally,
several useful tests that have been developed under pen conditions to
determine which rams could be successful breeders in the field are
illustrated.
Key words: Reproductive performance, Sheep, Reproduction, Libido, Serving capacity.
INTRODUCCIÓN
Los
carneros poseen características muy específicas en su comportamiento
sexual, que les hacen un modelo particular para el estudio de esta
conducta, y aunque se analizarán a detalle más adelante, conviene
mencionar algunas. Los carneros son en general reproductores
estacionales que muestran una libido muy alta durante los días cortos(1). Requieren un umbral en la concentración de testosterona para adquirir y manifestar la conducta sexual cuando adultos(2). Los estrógenos, provenientes de la testosterona circulante, son críticos para el mantenimiento de esta conducta(3).
Estudios neuro-químicos y neuro-anatómicos sugieren que la conducta
homosexual de los carneros puede ser una consecuencia de variaciones
individuales en la diferenciación sexual del cerebro(3). Los carneros, a diferencia de bovinos y caprinos, no se estimulan sexualmente al presenciar la cópula de otros ovinos(4).
La exposición ante hembras durante una edad temprana favorece el
desempeño sexual, pero no evita que algunos machos muestren preferencias
homosexuales(5). Con base en éstas y otras características,
existe una basta información en la literatura científica sobre el tema,
misma que se proporciona en las secciones siguientes.
REGULACIÓN ENDOCRINA DE LA ACTIVIDAD NEURAL Y REPRODUCTIVA
La
actividad sexual en los carneros se encuentra bajo el control de
hormonas androgénicas que actúan principalmente en el área preóptica del
hipotálamo(1), como lo demuestran los siguientes hallazgos:
la implantación de testosterona directamente en esta área, reinstaura la
conducta copulatoria previamente suprimida por la castración del animal
adulto; su estimulación eléctrica induce a la cópula; la actividad
sexual incrementa su actividad metabólica; y su destrucción, suprime la
conducta sexual. Conjuntamente con la información hormonal, el área
preóptica recibe información sensorial del órgano vomeronasal y
genitales a través de la amígdala, induciendo reflejos genitales y
patrones copulatorios(6).
Las
hormonas androgénicas, como ya se mencionó, requieren cierto nivel para
el desarrollo y expresión normal de la conducta sexual del macho, y
contrariamente a lo que pudiera pensarse, concentraciones mayores a este
nivel, no incrementan la libido(3).
Vázquez y Orihuela(7)
encontraron que la aplicación del moco vaginal de ovejas en celo en el
morro de los carneros, provoca un incremento significativo en los
niveles de testosterona circulante. Sin embargo, este incremento está
más bien relacionado con el aumento de la agresividad que habilita a los
machos para competir por hembras en celo durante la temporada
reproductiva(8).
Las razas ovinas muestran variaciones significativas en la concentración de testosterona a lo largo del año(9),
que pueden ir desde niveles bajo el umbral y sobre el umbral en
temporadas no reproductivas y reproductivas, respectivamente,
determinando la manifestación de la conducta sexual y la agresividad en
estas dos temporadas. Durante la temporada reproductiva, los niveles
circulantes de testosterona, normalmente se encuentran por arriba del
umbral que se necesita para que el animal manifieste actividad sexual.
Esto lo demuestra el hecho de que los niveles de testosterona plasmática
requeridos para que carneros castrados puedan mostrar conducta
copulatoria son menores a los que se encuentran en carneros intactos,
por lo que parece haber otros factores además, responsables de la
variación en la libido(2), independientes de la concentración de testosterona. Aunado a lo anterior, Pinckard et al(10)
demostraron que el restablecimiento vía exógena de las concentraciones
de estradiol-17 beta a niveles fisiológicos en carneros adultos
castrados, tampoco restablecía las conductas sexuales a los niveles
observados previos a la castración, ni inducía éstas en aquellos machos
sexualmente inactivos. De forma similar, dosis terapéuticas de
testosterona o LH tampoco incrementan la libido en los carneros enteros,
ni revierten la orientación de carneros homosexuales(11).
Las
diferencias en el patrón de secreción de LH o de respuesta a su hormona
de liberación (GnRH) son posiblemente las responsables de la diferencia
entre machos con alto y bajo desempeño sexual, y nuevamente, no la
concentración de éstas, siempre y cuando se encuentren por arriba del
umbral requerido. Esta relación entre las gonadotropinas y la conducta,
se ve apoyada por patrones estacionales. Fuera de la zona tropical, las
variaciones en la actividad sexual durante el año son notorias, siendo
tanto las concentraciones de FSH y LH como la actividad sexual, menores
durante la primavera e inicios del verano cuando la duración del día se
incrementa. Consecuentemente la producción de testosterona también
tiende a ser baja en este periodo. En apoyo a lo anterior, Parthasarathy
et al(12) demostraron que la inmunización repetida
contra GnRH (inmuno-castración) en los carneros provoca la reducción de
testosterona y la supresión de la conducta sexual (montas y
eyaculaciones), técnica que podría ser de utilidad en aquellas
situaciones en que se desee inhibir el comportamiento sexual del macho
en forma temporal, como sucede en el caso de engordas intensivas(13).
Sin embargo, hay que considerar que una sola administración de
anticuerpos anti GnRH no es suficiente para afectar la conducta sexual
en animales adultos, aunque sí lo es en carneros jóvenes. Cui et al(14)
demostraron que una sola aplicación de inmunización contra GnRH en
corderos de tres meses de edad, es una buena alternativa para la
castración quirúrgica, al tener efectos similares evitando cirugías tan
agresivas.
Otra
de las hormonas importantes en el comportamiento sexual del carnero, es
la melatonina, factor clave entre el fotoperiodo y la reproducción, ya
que la producción de esta hormona aumenta durante las noches largas,
favoreciendo la secreción de GnRH y disminuyendo la secreción de
prolactina(15,16). Sin embargo, tanto los niveles altos de
prolactina observados fuera de la estación reproductiva como los
extremadamente bajos, producto del tratamiento con bromocriptina, se
asocian con una disminución del comportamiento sexual(17). Es
importante considerar que una de las funciones principales de la
prolactina en el macho, es la de estimular la síntesis de testosterona
en las células de Leydig(18,19), lo que podría explicar al
menos en parte, la modulación en la intensidad de la expresión de la
conducta sexual del macho, particularmente al reinicio de la estación
reproductiva.
Por
otra parte, la monta y la intromisión del pene también están associadas
con la elevación en las concentraciones de prolactina y otras hormonas
como el cortisol. Mientras que los aspectos del cortejo están más
relacionados con la elevación en la concentración de LH y testosterona.
Al momento de la cópula, además, se tiene un aumento en la concentración de oxitocina(20),
hormona que entre otras cosas está relacionada con las contracciones
del epidídimo durante la eyaculación, la producción de espermatozoides, y
la esteroidogenesis(21-23), mientras que la prolactina al
igual que la dinorfina (un opioide endógeno), parecen coadyuvar en el
periodo refractario que tiene lugar después de la eyaculación.
Otras
sustancias como la dopamina y seratonina juegan un papel importante en
la estimulación o inhibición de la eyaculación, respectivamente.
Mientras que la norepinefrina ha demostrado tanto efectos estimulatorios
como inhibitorios en la cópula(24). Además de la época del
año, la respuesta endocrina se ve afectada también por el tiempo de
exposición ante las hembras y la experiencia del carnero, por lo que no
es de sorprender que Borg(25) observara respuestas endocrinas
más consistentes en animales con experiencia sexual, con un acceso
restringido a las hembras, y durante la temporada reproductiva.
Aunado
a la situación endocrina, se ha postulado que las diferencias en la
orientación sexual y libido podrían estar en el cerebro. Roselli et al(26)
identificaron un grupo celular en el área pre-óptica media del
hipotálamo anterior en borregos adultos, significativamente mayor en los
machos que en las hembras. Además, el volumen de este núcleo es dos
veces más grande en los carneros con orientación heterosexual en
comparación con los homosexuales. Así mismo, Alexander et al(27)
encontraron que carneros con alta capacidad de servicio muestran más
conductas de investigación hacia las hembras en estro y otros machos.
Los carneros con alta capacidad de servicio parecen discriminar el sexo
del animal estímulo y generar una respuesta neuroendocrina (incremento
de los niveles de LH plasmáticos) únicamente cuando se les expone ante
hembras en estro. Las señales sensoriales que emiten las borregas en
celo no son detectadas por machos con baja capacidad de servicio ni
carneros homosexuales, o no son lo suficientemente atractivas para
provocar mayor investigación por parte de ellos.
El
carnero doméstico manifiesta una variación natural en cuanto a su
orientación sexual; aproximadamente entre un 6 a 10 % de la población de
machos prefiere como compañero a otros machos, contrariamente a la
mayoría de los machos, quienes prefieren montar hembras.
Los
carneros homosexuales muestran perfiles hormonales y respuestas al
estrés diferentes de sus contra partes heterosexuales. Estas diferencias
incluyen una menor cantidad en los niveles de testosterona circulante
que se incrementa después de verse sometidos a anestesia. Además, en los
machos homosexuales, en comparación con los heterosexuales, se
encuentran menores niveles de actividad de la aromatasa en el área
pre-óptica medial y receptores de estrógeno en la amígdala(28).
Es necesario recordar que el área preóptica del hipotálamo es una
región del cerebro sensitiva a esteroides, que contiene una elevada
concentración de receptores de andrógenos y estrógenos. Ahí, la
conversión de testosterona a estradiol por la aromatasa, es parte de un
mecanismo mediante el cual los andrógenos facilitan la expresión de la
conducta sexual(29). Así mismo, Perkins et al(30)
encontraron que la cantidad de receptores de estradiol que se
encuentran en la amígdala de carneros homosexuales es similar a los de
las ovejas, pero distintos a los de los carneros heterosexuales. Por
todo esto, las diferencias en la cantidad de receptores entre los
carneros heterosexuales y homosexuales sugieren que la amígdala sirve
como un vínculo para el registro de cópulas potenciales, y que no sólo
juega un papel en la conducta sexual sino que podría estar involucrada
en la orientación sexual de los carneros.
En
síntesis, los cambios en los niveles de melatonina, su repercusión en
las gonadotropinas y otras hormonas como la testosterona, son
responsables tanto de la estacionalidad de los carneros como de la
manifestación de su comportamiento sexual durante la época reproductiva.
Sin embargo, buena parte de los mecanismos de acción, así como de la
participación de los núcleos cerebrales en la modulación y dirección del
comportamiento sexual de macho, permanecen poco claras, por lo que son
necesarios más estudios que permitan coadyuvar en el entendimiento de
estos procesos.
BORREGOS FERALES
El
comportamiento sexual del borrego Soay en vida silvestre (feral) puede
darnos la clave de la conducta sexual del carnero bajo condiciones poco
alteradas por el hombre. Los corderos machos en este tipo de animales,
permanecen al lado de sus madres desde finales de la primavera que es la
época en que nacen, hasta el otoño siguiente, cuando empiezan a
perseguir a las hembras. Las ovejas adultas los rechazarán hasta que los
machos sean mayores. Mientras tanto, los carneros adultos viven en
grupos separados exclusivos de machos, en áreas diferentes de pastoreo.
Poco antes de que las hembras entren en celo, los carneros adultos
empezarán a moverse hacia los grupos de hembras, embestirán contra
machos de otros grupos, pero tolerarán a aquéllos de su mismo grupo(31).
A
medida que la temporada reproductiva avanza, los carneros adultos
competirán contra cualquier macho, indistintamente. Estos combates
consisten en choques de cabeza contra cabeza. Todo esto sucede antes de
que las ovejas se tornen receptivas. Cuando las ovejas entran en celo,
la competencia entre los carneros disminuye y estos vuelcan su atención
hacia la cópula. El macho ganador de la mayoría de los combates, es
aquel que ahora dará servicio a la mayor cantidad de hembras, y lo hará
de manera secuencial, atendiendo a una hembra por día, o medio día,
realizando conductas de cortejo y acompañándole, para evitar que otros
machos la monten(32). Recientemente se ha demostrado en
carneros Soay, que la proporción de hembras preñadas por los machos
dominantes disminuye a lo largo de la temporada sexual, probablemente
debido al costo energético que implica cubrir a la mayor cantidad y
mantener su posición jerárquica al mismo tiempo, o quizá al agotamiento
de las reservas espermáticas(33).
Desde
el inicio de la competencia con otros machos, hasta el final de la
temporada reproductiva, el carnero come menos y pierde peso(32).
Sin embargo, su capacidad reproductiva se ve limitada por la estación,
como en la oveja, y sólo condiciones extremas de desnutrición podrían
afectar su desempeño sexual dentro de la temporada.
Los
machos son menos afectados que las hembras por el fotoperiodo, y aunque
sí baja la libido durante los meses de días largos, ésta no desaparece
por completo, así como tampoco la espermatogenesis, por lo que en
teoría, las hembras en celo podrían ser fertilizadas durante cualquier
época, pese a que la calidad del semen es menor durante la primavera(34,35).
El
comportamiento sexual de ovinos ferales puede darnos una idea general
de la conducta del carnero doméstico, pues en teoría todas las razas de
borrego doméstico tienen un mismo origen. El comportamiento promiscuo,
la estacionalidad y muchas características de cortejo se mantienen
semejantes. Sin embargo, el manejo y la selección genética en busca de
temporadas reproductivas de mayor duración y mayor prolificidad, han
generado un rango de razas con ciertas diferencias fisiológicas y
conductuales.
Hoy
en día, en términos generales las razas de pelo presentan poca
estacionalidad, razas de latitudes medias como la Merino tienen una
conducta sexual predominantemente influenciada por cambios estacionales
en la nutrición, mientras que las razas más nórdicas tienen temporadas
reproductivas bien definidas por los cambios en la duración del día(36).
LA CÓPULA
Las
neuronas motoras que inervan los órganos pélvicos implicados en la
cópula, así como los procesos de erección y eyaculación, están
controlados por circuitos de neuronas que se encuentran en los núcleos
dorsomedial y dorsolateral de las regiones lumbar y sacra de la médula
espinal(37,38). Circuitos donde los mecanismos cerebrales pueden ejercer un control tanto excitatorio como inhibitorio.
De acuerdo con Odagiri et al(39)
la cópula inicia desde el acercamiento del carnero o el seguimiento en
particular de una hembra, y termina con la eyaculación; está compuesta
por ocho unidades de conducta: seguimiento o acercamiento, descanso de
la barbilla, flehmen, monta, contacto nasal, topeteo, restregarse en el
flanco de la hembra y elevar una extremidad delantera. Cuando estos
investigadores analizaron la frecuencia de cualquier combinación de dos
unidades de conducta considerando la antecesora y la siguiente,
observaron que la cadena más común fue la de: seguir-elevar su
extremidad anterior-topetear-descanso de barbilla-monta. Concluyeron
también que el flehmen y el contacto naso-vaginal no condujeron a la
monta de manera directa, por lo que se cree que estas unidades están más
bien asociadas con la percepción olfativa y la identificación del
estado fisiológico de la hembra, y que aunque también pertenecen al
repertorio sexual, pueden tener una función independiente de las otras
seis unidades comportamentales que constituyen la cópula.
La
primera fase del comportamiento sexual implica que el macho identifique
el estado fisiológico en que se encuentra la hembra, para esto dedica
un tiempo considerable olfateando los genitales y orina de la oveja, a
lo que sigue una respuesta de flehmen, cuya función es sólo la de
introducir líquido hacia el órgano vomeronasal para la identificación de
las feromonas sexuales. Los carneros muestran esta reacción con menor
frecuencia ante ovejas en celo, aparentemente porque éstas orinan menos(40).
Una característica de los machos, es que pueden discriminar la orina de una hembra en celo de otra que no lo está(41).
Animales anósmicos bajo condiciones extensivas, muestran algunas
dificultades para la identificación de hembras en celo, aproximándose
indiscriminadamente a las ovejas, pero logran identificar aquéllas en
celo, presumiblemente a través de mensajes visuales o auditivos(28).
De hecho, bajo condiciones intensivas, los carneros pueden hacer caso
omiso de cualquier mensaje sensorial para detectar el celo y depender
casi exclusivamente de la inmovilidad de la hembra para iniciar la
monta.
La
habilidad de los carneros para discriminar entre la orina de ovejas en
celo y en diestro se demostró a través de pruebas de condicionamiento
operante(41). En este estudio no se observó flehmen, lo que
apoya la idea de que no es indispensable en la identificación, y que
puede jugar un papel secundario en la caracterización de feromonas o en
el cortejo(42).
Durante
una segunda fase, la de cortejo, el macho puede también lamer los
genitales de la hembra como una forma de estimulación táctil como parte
de un procedimiento para probar si la hembra está en celo. Si ésta, en
respuesta, permanece quieta o se va. Luego, el macho se coloca detrás de
la hembra haciendo contacto con su hombro y la oveja, levanta y baja
uno de sus miembros anteriores manteniéndole en forma rígida y con
frecuencia golpeando su parte ventral. La raza Suffolk realiza esta
conducta con mayor frecuencia que otras(43).
Durante
el cortejo, el macho también gira y baja el nivel de su cabeza
suavemente mientras su hombro entra en contacto con un flanco de la
oveja, al tiempo que emite vocalizaciones de tonos bajos(44).
La
manifestación de unidades de conducta de cortejo es menor cuando los
carneros se encuentran bajo situaciones de competencia. Los carneros con
baja capacidad de servicio son más eficientes que los de alta capacidad
de servicio al montar borregas en estro bajo situaciones sin
competencia. Sin embargo, bajo situaciones de competencia, aunque los
machos modifican sus estrategias de cortejo, los de baja capacidad se
ven más afectados por la presencia de un carnero dominante, que estos
últimos ante la presencia de carneros de baja capacidad de servicio(45).
Varias
montas caracterizadas por movimientos pélvicos sin intromisión, pueden
interrumpir la secuencia de las unidades de conducta. Pero cuando la
punta del glande entra en contacto con la mucosa vaginal, entonces en
respuesta se produce una contracción pélvica vigorosa, acompañada de un
movimiento de propulsión de las patas traseras, en las que
momentáneamente ambas quedan suspendidas en el aire, ocurriendo
inmediatamente la eyaculación y un movimiento de la cabeza hacia atrás
de manera sincrónica. En seguida, el macho desmonta y permanece junto a
la hembra durante un periodo de falta de interés sexual conocido como
"refractario" o "de latencia", transcurrido este, el macho reinicia su
comportamiento de cortejo con la misma hembra, o busca una nueva hembra
con quien interactuar sexualmente. Este periodo varía en duración y
puede llevar desde algunos minutos hasta más de una hora. Periodo
durante el cual, la hembra puede permanecer cerca del macho o
desplazarse en busca de otro carnero, si las condiciones lo permiten.
El
periodo entre eyaculados aumenta a medida que se incrementa el número
de eyaculaciones, pero está sujeto a gran variación individual. Sin
embargo, existen algunos principios generales. Por ejemplo, si un macho
monta repetidamente a una hembra, la introducción de una oveja diferente
provocará una recuperación del interés sexual(46). Otra
forma de manejar esta conducta conocida como efecto "Coolidge", consiste
en ofrecer a un carnero varias ovejas en celo; entonces copulará tres
veces más que si sólo se hubiese expuesto ante una a la vez(47).
El
resurgimiento de la libido al interactuar con una nueva hembra estimula
a los machos a redirigir su atención hacia otras hembras luego de
algunas cópulas con un mismo animal(48). Esto es una ventaja
reproductiva, ya que los machos que investigan e inseminan muchas
hembras, potencialmente dejan un mayor número de crías para la siguiente
generación en comparación con aquellos carneros que permanecen con una
sóla hembra.
En
condiciones extensivas, algunos investigadores han encontrado un patrón
diurno en el comportamiento sexual, observando que la mayoría de las
cópulas suceden en picos, temprano por la mañana y tarde por la tarde,
con poca actividad nocturna y casi nula entre las 23:00 y las 03:00
horas(49,50). Además de la hora del día, otros factores
involucrados son; altas temperaturas ambientales y severas pérdidas de
peso, como agentes que deprimen la actividad sexual(51). Las
razas originarias de climas templados se ven más afectadas que las de
origen tropical durante las horas de intensa radiación(52).
Bajo condiciones controladas, Price(53)
encontró que el número promedio de eyaculaciones logradas por 16
carneros expuestos ante hembras durante dos periodos de 60 min, fluctuó
entre 0.0 y 6.5, con un coeficiente de variación equivalente a 0.54.
Esta considerable variación genética puede retribuir en grandes avances
en poco tiempo al implementar programas de selección(54). Por ejemplo, Bench et al(54)
encontraron diferencias significativas entre el comportamiento sexual
de los hijos de carneros con alta y baja capacidad de servicio en tan
sólo una generación(55). De forma similar, Kridli et al(56)
demostraron la variaicón genética entre razas, al realizar una serie de
cruzas y probar que los corderos Romanov x Awassi poseen una mayor
frequencia de monta que los Awassi y F1 Charollais x Awassi, mientras
que los Awassi tuvieron mayor capacidad de monta con hembras de
cola-gruesa que los Charollais x Awassi y Romanov x Awassi.
En
resumen, el comportamiento de cópula es el resultado de varias unidades
conductuales que abarcan la identificación de la hembra, el cortejo y
la eyaculación. Este comportamiento puede verse afectado por condiciones
ambientales como la dominancia o la presencia de hembras en celo entre
otros. Factores que es necesario conocer por su aplicabilidad en la
reproducción controlada de los ovinos, y de esa manera tener la opción
de diseñar técnicas de manejo que permitan utilizar al máximo las
ventajas reproductivas que puede ofrecer un semental.
EFECTO PRENATAL SOBRE EL COMPORTAMIENTO SEXUAL
La
diferenciación sexual en los patrones conductuales entre el macho y la
hembra es el resultado de la acción de hormonas esteroides en el cerebro
durante periodos sensitivos del desarrollo fetal. El cerebro en
principio opera como femenino, y en el macho, ocurren cambios
relacionados con la defeminización y masculinización de las conductas
sexuales, que son la culminación de una serie de exposiciones a los
esteroides testiculares(57).
Los
andrógenos prenatales masculinizan la función neuro-endocrina
reproductiva postnatal y la conducta del ovino. Lo anterior lo
demuestran tratamientos con testosterona en borregas gestantes durante
la mitad de la preñez, mismos que masculinizan la conducta sexual y
secreción de la LH en corderas, presumiblemente en parte vía la
aromatización y unión de los receptores de estrógeno en el cerebro(58).
En
el carnero, esta defeminización del cerebro ocurre entre los 50 y 80
días de gestación. Por esta razón, en partos gemelares, aquellos machos
nacidos con un hermano, poseerán mayor capacidad de servicio que
aquéllos nacidos con una hermana, debido a la mayor cantidad de
andrógenos a que fue expuesto el primero durante su vida fetal. Además,
la capacidad de servicio se incrementa a medida que aumenta el tamaño de
la camada(59). Lo anterior implica que los machos nacidos de
partos múltiples tienden a ser mejores reproductores que los de partos
sencillos, aunado a la ventaja productiva que se obtiene al seleccionar a
favor de nacimientos múltiples.
La
demostración de que el núcleo dimórfico sexual del ovino es organizado
prenatalmente por exposición a la testosterona sugiere que el cerebro de
los carneros homosexuales pueda deberse a una sub-androgenización
durante su desarrollo(60). Esto con base en un trabajo previo(26)
donde se explica que el área preóptica medial, controla la expresión de
las conductas sexuales del macho, sugiriendo que las variaciones
naturales que ocurren respecto a la orientación sexual, podrían estar
relacionadas con diferencias en la anatomía cerebral y la capacidad de
síntesis de estrógeno. Asimismo, Resko et aX61) apoyan
la teoría de que estas preferencias pueden rastrearse hasta el
desarrollo fetal y representar un fenómeno de diferenciación sexual,
donde las diferencias quizá sean producto de una exposición prenatal
atípica a los andrógenos y sus metabolitos estrogénicos(62).
Es
necesario realizar mayor investigación con el fin de dilucidar los
mecanismos de acción específicos de diferentes hormonas y sus efectos a
nivel cerebral durante la vida fetal, que nos permitan entender cómo
puede verse modificado el comportamiento y la orientación sexual de
estos animales. El entendimiento de los procesos de defeminización y
masculinización en edades tan tempranas, ofrecen amplias posibilidades
de explicación a varios procesos, y sin duda, modificaciones en las
prácticas de manejo para su aplicación práctica a futuro.
EFECTOS DE CRIANZA
Aunque
la conducta sexual se encuentra tipificada en los genes, también tiene
un fuerte componente aprendido. Por ejemplo, los animales al nacer, se
improntan con su propia especie. Kendrick et al(63)
mencionan que los carneros criados por cabras nodrizas intentarán
montar cabras cuando maduren. Sin embargo, las afinidades sociales
pueden desaparecer por una separación prolongada o luego de experiencias
sexuales con su misma especie(64).
Durante
su infancia, los corderos juegan desde edades muy tempranas. Como parte
del juego practican patrones de conducta sexual. Estas conductas
carecen de la motivación sexual pero pueden servir para ir preparando a
los animales para su vida adulta(65). Durante el juego, ambos sexos se montan unos a otros(66),
los machos, particularmente los de parto sencillo, tienden a ser más
activos, posiblemente por ser más vigorosos, grandes y pesados, y son
los machos en general los que realizan mayoritariamente conductas de
cortejo, dirigidas en mayor proporción hacia las hembras(67).
Conforme
los animales se desarrollan, inicialmente se manifiesta un pico en la
actividad real de cortejo y monta en los carneros jóvenes entre las
cuatro y las seis semanas de edad, comportamiento que aumenta
paulatinamente hasta la pubertad, donde alrededor de las 26 semanas, la
mayoría de los carneros exhiben estas conductas. Por lo que la conducta
sexual de los carneros parece desarrollarse en dos fases: primero, un
periodo pre-puberal de una intensa actividad de tipo sexual (juego), y
segundo, durante la adolescencia, donde la frecuencia de la actividad es
relativamente menor pero más parecida a la conducta sexual del adulto
(montas con erección).
No
todos los carneros tienen un buen comportamiento sexual ni en la misma
intensidad. Factores como la edad y la raza, entre otros, tienen un rol
fundamental en la manifestación de los elementos de interés sexual(68).
Esta variación puede deberse entre otros factores a la selección
artificial y los métodos de crianza. La primera puede ejemplificarse
cuando bajo condiciones intensivas, los reproductores tradicionalmente
se escogen dando mínima importancia al comportamiento sexual. La libido
de los machos no se considera cuando se elimina su necesidad de competir
por hembras en celo al manejar carneros en forma individual ante las
hembras (montas dirigidas), o cuando se colecta semen para inseminación
artificial. Mientras la concepción se lleve a cabo, el productor no está
interesado en sacrificar animales de baja libido. Otra práctica común
entre los productores consiste en que durante el destete, generalmente
separa a los corderos por sexos. Sin embargo, para los machos es
importante tener experiencias heterosexuales durante el periodo
comprendido entre el destete y el año de edad, lo que facilitará que la
preferencia sexual de los carneros sea hacia hembras y no hacia machos,
además de acelerar la aparición de la conducta sexual(5). Los
carneros sin experiencia, que son expuestos a hembras adultas, pueden
atrasar varias semanas la manifestación de su conducta sexual normal.
Los carneros en grupos de sólo machos, con frecuencia se montan entre
ellos, pero al presentarse la opción de una hembra, preferirán hacerlo
con esta última y mantendrán su orientación heterosexual. Sin embargo,
alrededor del 9 % de los animales criados bajo estas condiciones pueden
desarrollar orientación sexual hacia sus compañeros machos y mantenerla
toda su vida(69).
Tilbrook et al(70)
demostraron que la administración de agonistas de GnRH a carneros
prepúberes de 16 semanas de edad inmediatamente antes de la pubertad,
inhibe el desarrollo de la conducta sexual, reduce las concentraciones
de testosterona en plasma, retarda el desarrollo testicular y del
epidídimo y reduce la tasa de crecimiento. Los efectos en la conducta
sexual fueron reversibles. Sin embargo, el peso del epidídimo y
testículo aún eran reducidos en los carneros tratados, ocho semanas
después del final del experimento, sugiriendo que la función
reproductiva de los carneros es sensible a las gonadotropinas y hormonas
testiculares inmediatamente antes de la pubertad. Estos resultados
demuestran que este periodo de edad es crítico para los cambios
puberales, y que la testosterona juega un papel importante en el inicio
de la pubertad y la madurez sexual(14).
De
los corderos criados en grupos de un sólo sexo, el 50 % responden
sexualmente ante ovejas en celo en sus primeros contactos con ellas
cuando adultos, en comparación con el 100 % de los carneros criados de
manera similar pero con la oportunidad de ver, oír y oler hembras,
aunque separados físicamente (malla de alambre) de ellas(71).
De los que no responden, se calcula que un 27 a 30 % se tornarán roles
activos luego de cohabitar con las ovejas durante algún tiempo, pero su
capacidad de servicio tenderá a ser menor a la del promedio del grupo(72).
En general, una o dos exposiciones breves ante hembras en estro puede
elevar el desempeño sexual de carneros vírgenes a niveles comparables
con los de machos sexualmente experimentados, siempre y cuando se
encuentren en una buena condición corporal(71).
Stellflug y Lewis(73)
encontraron que si carneros criados en grupos de sólo machos, convivían
con hembras en celo a una edad temprana (siete a ocho meses), lograban
calificaciones más altas en las pruebas de capacidad de servicio que se
les realizaban entre los 16 y 19 meses de edad. Sin embargo,
aparentemente exposiciones breves de carneros de un año de edad, no
mejoran su habilidad de monta(74).
Lo
anterior en suma, nos hace ver la importancia que para el correcto
desarrollo reproductivo de los machos, tiene algún grado de exposición
con el sexo opuesto durante su vida temprana.
MIDIENDO LA CONDUCTA SEXUAL
Fthenakis et al(75)
después de evaluar 293 carneros, encontraron que los problemas más
comunes en la evaluación de la libido fueron dificultades de erección e
inhabilidad para la monta, descubriendo una asociación negativa entre la
edad del carnero y el porcentaje de problemas.
Para
evaluar los problemas en el comportamiento, es necesario comprender que
este tiene dos componentes: el motivacional y el de ejecución. El
primero se conoce como libido, mientras que el segundo se basa tanto en
la libido como en los patrones motores que le permiten realizar este
comportamiento. La frecuencia, duración o intensidad de la mayoría de
las conductas sexuales del macho son posibles de cuantificar, pero al
hacerlo se mide la ejecución y no sólo la libido. Por ejemplo, al medir
el número de eyaculaciones logradas en un periodo determinado de tiempo,
(capacidad de servicio), no sólo consideramos la motivación sexual del
animal sino su habilidad para ejecutar los patrones conductuales
asociados con la cópula.
Un
individuo debe tener una libido relativamente alta para lograr una
buena calificación en su prueba de capacidad de servicio, pero un animal
con baja capacidad de servicio, no necesariamente carece de libido. La
razón puede estar en problemas de locomoción (patas débiles),
condiciones patológicas, anormalidades en los genitales, o falta de
experiencia sexual. La inhabilidad para medir la libido en forma
adecuada no es problema para muchos productores dado que su interés
principal es la ejecución de la conducta sexual.
En
la práctica, existen diferentes formas de evaluar el potencial
reproductivo de un carnero. Cualquiera de ellas debe realizarse junto
con una evaluación completa del semental (historia de enfermedades,
examen físico, evaluación de semen, entre otras). Las diferentes pruebas
de evaluación del desempeño sexual del carnero tienen importancia bajo
situaciones particulares. Las primeras dos que se citarán a continuación
son relevantes para la evaluación de machos destinados principalmente a
la colección de semen o situaciones de monta controlada a corral,
mientras que la última ofrece más ventajas cuando se consideran empadres
bajo condiciones extensivas:
Prueba
de tiempo de reacción: consiste en registrar el tiempo que toma al
macho desde que entra al corral de evaluación, hasta que logra la
primera eyaculación. Esta medida es un buen estimador de la libido.
Prueba de saciedad: considera el número máximo de servicios en una hembra determinada.
Prueba
de eficiencia reproductiva: es una evaluación de gran valor práctico
para los productores y puede calcularse desde tres puntos de vista: a)
El número total de hembras preñadas por un macho durante un periodo
restringido de empadre, b) La proporción de hembras en celo, inseminadas
al menos una ocasión por el macho y c) El número de montas por
eyaculados, observados en un mismo macho durante un periodo determinado.
Por
otra parte, una de las pruebas más populares para predecir el
comportamiento de un semental en el campo, es la "Prueba de capacidad de
servicio", ésta consiste en exponer al carnero sexualmente maduro ante
una o varias hembras adultas durante un tiempo determinado (entre 15, 30
y hasta 60 min) bajo condiciones de corral. En algunos sistemas
únicamente se cuenta el número de eyaculaciones logradas durante este
periodo, mientras que en otros, se califica su comportamiento sexual,
otorgándole puntos por las actividades de cortejo que realiza, por sus
montas, y por sus eyaculados. Los primeros valdrán de 1 a 5 puntos,
según la intensidad y complejidad, las montas tendrán un valor de 5
puntos, y las eyaculaciones de 10. Al final se suman los puntos
acumulados y las puntuaciones mayores reflejarán los mejores
reproductores(76), mientras que los machos con 0 puntos, son sexualmente inactivos.
Las
hembras pueden estar sujetas o libres durante la prueba. Sin embargo,
es necesario considerar que mientras más libertad de movimiento tengan,
el carnero invertirá más tiempo en conductas de cortejo, aunque esto
regularmente no afecta el número de eyaculados que realiza. No obstante,
es muy importante que si las hembras no están sujetas, deberán estar en
celo(77).
Los
carneros con alta calificación en estas pruebas, pueden mejorar la
fertilidad del rebaño bajo programas intensivos de reproducción(78).
Además, los carneros con alta capacidad de servicio copularán más veces
con un mayor número de hembras que aquéllos con bajos puntajes(79).
Sin embargo, se requiere una serie de pruebas de capacidad de servicio
(normalmente tres) para realmente estimar el potencial reproductivo de
un animal, debido a multitud de factores que pueden influenciar una sola
evaluación. Debido a esto, una alternativa consiste en la evaluación de
grupos de carneros(80) en lugar de hacer esto en forma
individual, lo que ahorra tiempo, aunque involucra otros factores como
la competencia entre los machos. Si se opta por hacer las evaluaciones
individuales, éstas deberán hacerse en ausencia de otros machos, y las
grupales, considerando machos de la misma edad, ya que existe una
marcada reducción del número de montas de carneros subordinados que son
observados por machos dominantes(81).
A
diferencia de los toros y machos cabríos, en los carneros no es
realmente significativa la estimulación sexual que se puede lograr antes
de ser evaluados cuando sus compañeros ven a otros carneros montando(82)
por lo que la práctica común de estimular a los toros que se van a
evaluar, viendo al que se está evaluando, resulta inapropiada en esta
especie. Aunado a lo anterior, Price et al(83)
demostraron que la estimulación sexual previa del carnero permitiéndole
interactuar con hembras antes de ser evaluado, tampoco influye en el
número de eyaculados obtenidos ni en el resultado de la evaluación. Sin
embargo, una de las prácticas que sí mejora el desempeño sexual de los
carneros es el permitirles interactuar con otros machos que
recientemente copularon con hembras(84).
Dado
que la interacción con hembras directamente, no resulta en excitación
sexual, parece poco probable que el incremento en la capacidad de
servicio se deba a la transmisión del olor de la hembra por aquellos
machos que copularon, como originalmente se pensó, y quizá este efecto
esté más bien relacionado con el olor del semen en el prepucio de los
machos(85).
Los
carneros muestran tasas de monta y eyaculación similares ante hembras
inducidas a celo o en estro natural, por lo que esto no es un factor en
la oveja que se utilice para la prueba. Sin embargo, es necesario
considerar, que cuando se evita la cópula (cubriendo con tela la región
peri-anal) se incrementan montas, conductas de cortejo y topes(86).
La
elevación del miembro anterior y el olfateo del área ano-genital de la
oveja se consideran conductas de cortejo, siendo un buen estimador de la
libido, porque cuando se impide la monta o la cópula, los machos con
mejor capacidad de servicio, huelen y elevan sus miembros delanteros con
mayor frecuencia(87). Price et al(87)
evaluaron si la capacidad de servicio de carneros con experiencia sexual
podría ser estimada a través de mediciones específicas de la libido
cuando se les exponía ante borregas en celo bajo condiciones que
evitaban la cópula, encontrando que las frecuencias de la conducta de
cortejo representada por el pataleo y el contacto naso-genital, se
incrementaban proporcionalmente en relación con la tasa de eyaculación
de los carneros, sugiriendo que el potencial sexual podía estimarse
evitando la penetración. Es más, la frecuencia de las conductas
precopulatorias y las montas, disminuyen cuando a los machos se les
permitía eyacular, debido a los periodos de inactividad sexual
posteriores a cada eyaculación.
La
utilidad práctica de las pruebas de evaluación de los machos, es que
reflejen lo que el carnero logrará durante el empadre. Perkins et al(88)
confirmaron que los carneros con alta capacidad de servicio, poseen una
mayor actividad sexual, copulando con el triple de las hembras que
logran los de baja capacidad de servicio, y gestándolas más temprano en
la temporada reproductiva. Otros investigadores(78)
encontraron que los animales de alta capacidad de servicio preñan al
doble de ovejas y engendran al doble de corderos que los de baja
capacidad de servicio.
Las
mayores ventajas de utilizar machos con alta capacidad de servicio en
la reproducción se obtienen cuando un gran número de borregas requieren
servicio diariamente. Bajo tales condiciones, estos carneros doblarán el
número de hembras fecundadas y crías engendradas, en comparación con
carneros de baja capacidad(89).
Además, la capacidad de servicio, como ya se mencionó, es una característica que tiende a ser heredable(90). Snowder et al(55)
calcularon una heredabilidad moderada de al derredor de 0.22 ± 0.04 con
una alta repetibilidad (0.72), resultados que sugieren que una
evaluación del desempeño sexual nos brinda una medida confiable de la
capacidad reproductiva del carnero y una respuesta favorable a la
selección por esta característica. Las ventajas referidas demuestran que
carneros con alta libido y capacidad de servicio son capaces de preñar a
más hembras que los individuos de baja capacidad en un periodo de
tiempo determinado.
La
estrategia empleada por los carneros de alta libido para lograr mejores
tasas de preñez se logra no sólo con una tasa de eyaculación más
rápida, sino también evitando repetir cópulas con la misma hembra
receptiva(79). Sin embargo, cuando se dispone de un número
pequeño de ovejas en estro diariamente, los carneros con baja capacidad
de servicio se comportan tan bien como los de alta capacidad, tanto en
empadres múltimples como en sencillos, por lo que se sugiere aprovechar
la ventaja que dan los carneros con alta capacidad de servicio para
reducir el número de machos requeridos en programas reproductivos
intensos(89).
Aunado a lo anterior, Stellflug et al(78)
encontraron que no sólo los machos con baja capacidad de servicio, sino
que tampoco la presencia de carneros homosexuales tienen un impacto
adverso en el resultado reproductivo general. Los machos de baja
capacidad de servicio y homosexuales juntos, engendraron 81 corderos más
que los que lograron los carneros con alta capacidad de servicio; sin
embargo, esto lo consiguieron empleando el doble de machos. Por lo que
las pruebas de capacidad de servicio deben usarse para seleccionar
carneros de alta capacidad, reducir el número de machos con capacidades
marginales y decidir sobre el número de machos a utilizar.
Una
desventaja de la prueba de capacidad de servicio, es que en ocasiones
puede resultar impráctica, por lo que una prueba más sencilla, podría
ser ventajosa. Una opción parece ser la naloxona (un inhibidor de los
opioides); esta sustancia produce respuestas diferentes en la LH y
posiblemente testosterona de machos sexualmente activos e inactivos. Sin
embargo, el uso de naloxona para predecir la capacidad de servicio de
los carneros, hasta ahora no ha dado los resultados esperados(91,92), por lo que carece de utilidad práctica.
Al
fin de cuentas, el carnero más eficiente es aquél que preña al mayor
número de hembras en el menor tiempo posible con el menor número de
montas y eyaculaciones. El desarrollo de una prueba práctica, barata,
confiable y de fácil aplicación para escoger estos animales, es el reto.
EFECTO DE DOMINANCIA
En
todo grupo social existe una posición o rango que ocupan los individuos
que la conforman. Esta tiene que ver con el grado de dominancia que un
animal ejerce sobre otro. En los ovinos, particularmente en grupos
grandes, esta relación no es lineal, es decir, si en la escala social el
individuo A está sobre B y B sobre C, eso no quiere decir que A
necesariamente dominará a C en toda situación. Lo que entre otras cosas
dependerá de la escala de medición. Regularmente para establecer la
escala social se recomienda colectar datos a largo plazo. Por ejemplo,
podemos observar un rebaño y ver los desplazamientos que provocan
algunos animales a su paso, en los comederos y sombreaderos durante un
periodo considerable de tiempo.
La
dominancia por otra parte, es algo más momentáneo que el rango social y
dependerá de la situación. Por ejemplo un individuo puede estar más
motivado a comer (hambre) o a montar (libido) cuando se le pone a
competir por un recurso escaso como puede ser comida o hembras en celo,
respectivamente(93) en un momento determinado, y aparecer dominante ante un individuo superior a él en la escala social.
Algunos autores(29)
mencionan que una forma práctica de medir la dominancia es precisamente
a través de la competencia por alimento o por una hembra en celo,
concluyendo que ambos órdenes son similares. Sin embargo, otros
investigadors, no han encontrado correspondencia entre los resultados
obtenidos en pruebas cuando los machos compiten por diferentes recursos(94).
La
dominancia generalmente está asociada con estímulos visuales, mientras
que el estado sexual lo está preponderantemente con olfatorias. Lo
primero puede verse reflejado en la presencia de cuernos y el tamaño
corporal(95,96), mientras que lo segundo corresponde a
mensajes fundamentalmente a través de feromonas. Por ejemplo, el olor de
la lana de los carneros u otras secreciones, puede afectar el
comportamiento sexual de otros machos(85).
La
dominancia puede establecerse en grupos desde que los animales son
jóvenes, permaneciendo estables mientras no haya cambios en los miembros
que lo integran, aunque éstas puede cambiar conforme los carneros
envejecen(97). También pueden establecerse casi de inmediato en animales que interactúan por primera vez.
Cuando
las características de edad, peso y sexo entre otras, son similares,
por lo general la dominancia se establece mediante combates. Sin
embargo, algunos individuos grandes o con cuernos pueden lograr
establecer su dominancia sin mostrar comportamiento agresivo. Por lo que
un macho dominante puede integrarse en un rebaño de hembras o jóvenes,
con reconocimiento inmediato casi pasivo de su estatus(98). La masa corporal es un factor determinante(97), lo que explica el porqué del dimorfismo sexual de esta especie. Varios autores(99,100)
concuerdan que existe una relación directa con la posición social
cuando hay diferencias notables en peso y edad, más no en grupos
homogéneos(45,101).
En los animales jóvenes, Ungerfeld y González-Pensado(45)
encontraron que la jerarquía afecta el desarrollo reproductivo. Los
corderos más pesados, tienden a tener mayor rango social, crecen más
rápido, ganan más peso, e incrementan el tamaño testicular, produciendo
espermatozoides y conductas sexuales más precozmente. Sin embargo, ni la
cantidad de juego sexual, ni la precocidad a la pubertad están
relacionadas con la capacidad de servicio de los carneros cuando adultos(67,102).
Por
otro lado, el cortejo en los carneros puede diferir de acuerdo con el
status social que muestran cuando corderos, aunque no existen efectos
claros en otras conductas sexuales o características del semen(102).
En realidad, poco es lo que se sabe sobre los efectos del rango social
en el desarrollo reproductivo prepuberal de los corderos. No obstante,
Ungerfeld y González-Pensado(45) observaron que hasta las 38
semanas de edad, los corderos de más alta escala social maduraron más
pronto que aquéllos ubicados bajos en la escala, madurez manifiesta en
mayores incrementos de peso corporal, circunferencia escrotal,
producción de semen y conducta sexual dirigida hacia hembras.
Durante
la vida adulta, cuando más de un carnero se utiliza para dar servicio a
un rebaño (empadres múltiples), existe un claro efecto de dominancia(103), donde incluso los machos dominantes pueden inhibir el comportamiento sexual de los animales subordinados por su sola presencia(81),
a lo que se denomina "efecto de audiencia". Al mismo tiempo, la
presencia de carneros subordinados estimula la actividad sexual de los
de rango medio(104) y alto(105), incrementando en estos el número de montas y eyaculados que efectúan.
La experiencia sexual(97), superficies pequeñas y pocas ovejas en celo disponibles diariamente(98,106),
son otros factores que aunados a los antes mencionados (peso, edad,
tamaño y cuernos) afectan la intensidad de los efectos de la dominancia.
El carnero dominante copula con la mayoría de las hembras del rebaño sometiendo a otros carneros adultos y a todos los jóvenes(107), engendrando así a la mayor parte de las crías(108). De acuerdo con Hulet(109),
un macho dominante puede copular entre 12 y 15 veces por día durante la
temporada reproductiva, mientras que los subordinados promedian entre
dos y cinco cópulas diarias.
Los
carneros sumisos bajo la presencia de los dominantes en condiciones
extensivas montan menos hembras, en menos ocasiones, y la mayoría de las
cópulas ocurren con las hembras menos atractivas(110), y en momentos donde la fertilización es menos probable (después de la ovulación). Jewell et al(111)
encontraron que los carneros que copulan entre las 9 y 15 h de iniciado
el celo, tienen mayores probabilidades de gestar hembras, ya que éste
es el momento más fértil, por lo que es durante este tiempo que los
machos dominantes permanecen en derredor de estas hembras, evitando las
cópulas de los subordinados(112). Sin embargo, al realizar
cópulas tardías, el macho sumiso extrae hasta el 50 % del semen
previamente existente en la vagina de hembras recientemente cubiertas(113),
en un intento de incrementar las posibilidades de sus espermatozoides
para fecundar. Aunado a lo anterior, los carneros bajo situaciones de
competencia por una hembra, desarrollan estrategias oportunistas, por
ejemplo, Dimas et al(105) encontraron que la
concentración espermática aumentaba al colectar semen de carneros en
presencia de otro macho, independientemente de la jerarquía de los
carneros colectados o presentes. Se ha demostrado que los machos de bajo
rango social pueden tener una tasa copulatoria más elevada que la de
carneros de alto rango social, cuando no tienen que competir por hembras
con estos últimos(45). La dominancia sexual no se
correlaciona con fertilidad, por lo que un macho dominante infértil,
podría ser desastroso en empadres múltiples.
Fowler y Jenkins(94)
demostraron que la tasa de preñez del rebaño está asociada con la
posición social que ocupan los carneros de menor fertilidad. Cuando el
carnero infértil es el dominante, la tasa de preñez disminuye. Por el
contrario, cuando el carnero de mayor jerarquía es fértil y los
subordinados son sub fértiles o infértiles, la fertilidad del rebaño no
se ve afectada. Castrillejo(114) menciona que utilizar al
menos el 3 % de machos del número total de borregas a cubrir, es una
proporción empírica, con la que se asume que los machos sub-fértiles o
estériles serán contrarrestados por los servicios de quienes no lo son.
En
resumen, es poca la información existente en particular sobre la
influencia del rango social en el desarrollo prepuberal del
comportamiento sexual, por lo que es necesario desarrollar mayor
investigación en esta área. Así como en el estudio de las estrategias
que utilizan animales subordinados en su intento por transferir sus
genes a generaciones futuras y los mecanismos involucrados en los
procesos reproductivos, y cómo estos se ven afectados por situaciones de
la relación dominanica-sumisión.
SELECCIÓN DEL COMPAÑERO DE MONTA
Los
carneros copulan con la misma intensidad cuando se les da la
oportunidad de escoger entre hembras ovariectomizadas sujetas, tratadas o
no con estrógenos(115), tampoco discriminan entre ovejas en celo natural y hembras ovariectomizadas tratadas con progesterona y estrógenos(116).
La atractividad que puede ejercer una hembra hacia el carnero, no está
relacionada tampoco con los niveles de estrógeno utilizados para inducir
su celo. Esta, es característica de cada individuo y tampoco está
asociada con las conductas de solicitud por parte de la hembra(117).
Sin embargo, ovejas a las que se les aplican tratamientos
intra-vaginales con base de antibióticos, son menos atractivas, por lo
que se considera que la flora vaginal incrementa la atractividad de las
ovejas(118). De la misma manera, el uso de tratamientos con
esponjas intravaginales disminuye la atractividad de las hembras, lo que
podría estar vinculado también a la alteración de la flora vaginal(119,120).
Por
otra parte, la atractividad de las hembras es constante de un celo a
otro y en algunas razas depende al menos en parte, de la presencia de
lana, ya que los carneros prefieren montar ovejas con lana en
comparación de aquéllas recientemente trasquiladas(121). Sin embargo, la preferencia por ovejas con lana sólo se ha observado en condiciones extensivas y no en corral(122).
Los
carneros además prefieren, o son acaparados por hembras maduras en
comparación de las jóvenes, y escogen copular con hembras con las que no
han copulado(123), aunque quizás en un esfuerzo por
transmitir sus genes, la situación es diferente cuando se encuentran
ante hembras que han sido montadas por otros machos. Lezama et al(85)
encontraron que al depositar semen en la vulva, proveniente de un
carnero diferente al que estaban evaluando, el intervalo entre
eyaculados se redujo, situación que no fue posible observar cuando se
depositó semen del mismo carnero.
Los
machos prefieren copular con hembras de la misma raza que su madre o
madrastra (quien los crió en caso de ser adoptados), o aquéllas que son
similares a ellos, pero no demasiado similares, en un aparente
comportamiento contra la endogamia, evitando la propagación del mismo
material genético(124,125) ya que los carneros no son capaces
de diferenciar entre hembras genéticamente relacionadas con ellos
(hijas) de ovejas que no lo son, luego de que en un estudio realizado
recientemente por Orihuela y Vázquez(126) con animales Santa Cruz, encontraron que los carneros montaban indistintamente a ambos tipos de ovejas.
Los
carneros además dirigen sus preferencias hacia borregas con mejor
condición corporal, lo que indirectamente ofrecería mejores
posibilidades de éxito reproductivo(127).
En
lo general, los machos compiten por oportunidades reproductivas con las
hembras, mientras que estas últimas eligirán entre los potenciales
machos. Sin embargo, cuando la tasa reproductiva de los machos es pobre o
cuando las ovejas varían ampliamente en su "calidad", la selección por
el macho también puede ocurrir.
Algunos
autores mencionan que ciertas hembras pueden tener preferencias por
aquellos machos que despliegan mayor intensidad y complejidad en sus
conductas de cortejo. En algunas ocasiones varias hembras permanecen
cerca de un mismo macho integrando un harem, donde las hembras
participantes adquieren una posición dinámica intercambiándose entre
grupos de manera que pueden ser montadas hasta por diez diferentes
carneros en un mismo día(128). En un experimento donde se ató
un macho en cada vértice de un potrero triangular, se encontró que el
80 % de las hembras recibió tres o más servicios, y buscaron activamente
a más de un macho para conseguirlos, estableciéndose una relación
directamente proporcional entre el número de cópulas en que participa
una hembra y el número de carneros involucrados(129). Este
comportamiento promiscuo serviría para minimizar la posible presencia de
un macho infértil o subfertil y favorecer la preñez.
La
preferencia por compañeros sexuales del mismo sexo, sucede en pocas
especies, tal es el caso como ya se mencionó, de cierta proporción de
carneros. Sin embargo, la explicación de por qué se da esto, aunque aún
en debate se basa entre otras cosas en ciertas diferencias de los
carneros heterosexuales desde el punto de vista neuro-biológco y
fisiológico(62), como ya fue explicado.
En
lo general, las preferencias por el compañero sexual, parecen tener una
tendencia hacia favorecer la reproducción de ciertos individuos, sobre
todo bajo condiciones extensivas. Sin embargo, hoy en día los sistemas
intensivos de crianza donde se utilizan montas controladas e
inseminación artificial, hacen a un lado estos mecanismos, y es el
hombre quien selecciona a los reproductores, el número de cópulas y en
ocasiones hasta el número de espermatozoides.
EFECTO MACHO
Este
trabajo no pretende hacer una revisión exhaustiva sobre el efecto que
tiene la introducción de los machos en la reproducción de las hembras,
para esto se recomiendan las revisiones de Rosa y Bryant(130) y la de Ungerfeld et al(131). Lo que se busca es analizar al carnero como un factor generador del "efecto macho".
Desde
hace tiempo se conoce que el olor de la lana de los carneros y otras
secreciones, pueden inducir el celo en borregas anéstricas(21),
Sin embargo, en algunas razas, particularmente en aquellas originarias
de climas templados, la actividad del macho y síntesis de feromonas
durante el verano, pueden ser insuficientes para estimular la ovulación
en las hembras(130). No obstante, ahora sabemos que la
magnitud del estímulo afecta la respuesta en las hembras, y que aunado a
éste, el comportamiento del macho coadyuva a generar el reinicio de la
actividad ovárica en las ovejas. Esto último sugiere que aquellos machos
que muestran mayor actividad sexual, se convierten en un mejor estímulo(132).
Perkins y Fitzgerald(133)
demostraron que mayores porcentajes de hembras ovulan (95 %) al ser
expuestas ante carneros de alta capacidad de servicio, en comparación
con las expuestas a machos de baja capacidad (78 %), y estas ovejas
además muestran elevaciones de progesterona tempranas sin manifestación
de celo.
La
novedad del estímulo resulta ser un factor importante. Cuando hembras y
machos se encuentran aislados unos de otros antes de interactuar, se
obtienen mejores resultados, aunque el efecto macho puede lograrse en
individuos que cohabitan en corrales adyacentes, siempre y cuando se
evite la interacción física(134). Por lo anterior, pareciera
existir cierta habituación al estímulo, misma que se manifiesta al
variar el tiempo que se expone la hembra al macho. Ekiz et al(135)
encontraron que si las borregas se exponen a carneros en forma
intermitente, se tiene más éxito, en comparación con una exposición
permanente. Sin embargo, esta última provoca una distribución de los
servicios y partos más sincronizada.
La
estrategia para reducir la habituación y lograr las ventajas de una
exposición continua, se logran intercambiando machos durante este
periodo, situación que además incrementa la actividad de monta(136),
y mayor cantidad de cópulas durante los primeros 17 días de empadre,
que traen como consecuencia un aumento de la tasa de concepción y
favorece las posibilidades de inducir gestaciones gemelares(137).
La exposición repetida a carneros por periodos cortos, funciona muy
bien cuando se utiliza durante la transición hacia la temporada
reproductiva, sincronizando la distribución de los servicios durante
esta última(138).
También
se puede aprovechar este efecto junto con métodos hormonales exógenos.
Por ejemplo, la introducción de carneros vasectomizados simultáneamente
con la aplicación de una segunda inyección de prostaglandina F2 alfa,
adelanta el inicio de los celos e incrementa el número de ovejas que
responden al tratamiento(139). Por otra parte, el uso de
melatonina en carneros antes de introducirlos ante ovejas en anestro
estacional, incrementa la proporción de hembras que ovulan en respuesta a
la introducción del macho, seguramente debido a una mayor actividad
sexual de los machos, quienes también suelen verse afectados en cierta
forma por el fotoperiodo, aunado a un posible aumento en la secreción de
algunas feromonas. Una vez en contacto con las ovejas, éstas ejercen
una retroalimentación en el carnero, mostrando un incremento en la
concentración de LH y testosterona que inicia aproximadamente 12 h
después del contacto entre ambos sexos, y se mantienen mientras existan
hembras en celo y se permitan las cópulas(140).
La
edad del macho es otro factor a considerar. Los machos adultos producen
mejores respuestas reproductivas de las ovejas en anestro en
comparación con carneros jóvenes, provocando mayores porcentajes de
ovulación, respuesta estral y tasas de concepción. Esta diferencia en la
estimulación se explica al menos en parte, por las distintas señales
emitidas en la lana que producen los carneros adultos. Por el contrario,
la menor tasa de preñez obtenida al usar carneros jóvenes se explica
por el menor número de cópulas que estos animales proporcionan(141,142). La experienecia sexual reciente del carnero parece tener muy poco o nulo efecto(143).
Una
posibilidad novedosa de aplicación del efecto macho es el uso de
carneros de razas menos estacionales para estimular hembras en anestro
de razas más estacionales(144), esto permite ahorro en el uso de implantes de melatonina o del fotoperiodo artificial para activar sexualmente a los machos(145,146).
Además, en las regiones tropicales o de transición hacia climas
templados, existe la posibilidad de usar carneros de razas de pelo,
quienes sufren poco o nulo efecto estacional(130, 147,148), para estimular borregas de razas con temporadas reproductivas más marcadas. Clemente et al(149)
encontraron que carneros Santa Cruz indujeron estro, concepción y
preñez en borregas Suffolk anéstricas en comparación con carneros
Suffolk, quienes sólo provocaron ovulaciones silentes en borregas de su
misma raza a una latitud de 19° N. Lo anterior se explica al menos en
parte, debido a la diferencia en la magnitud de conductas de cortejo
emitidas por ambas razas de carneros(52) durante la temporada de días largos.
El
efecto macho es una técnica muy socorrida entre los ovinocultores, que
se ha venido utilizando por varios años. Sin embargo, hoy en día se
sigue investigando al respecto y surgen nuevas posibles aplicaciones
como su uso en combinación con otros tratamientos como hormonas o
fotoperiodo(150,151), o su aplicción en ovejas lactantes(152-154).
COLECCIÓN DE SEMEN
La
colección de semen mediante vagina artificial requiere del
condicionamiento de los carneros para montar y eyacular en respuesta a
una hembra inmóvil o a un maniquí. Algunas técnicas de entrenamiento de
carneros para colección de semen mediante vagina artificial, utilizando
como estímulo objetos inanimados se encuentran en el trabajo de Aguirre et al(155).
A
diferencia de toros y machos cabríos, quienes antes de la colecta son
estimulados sexualmente con el fin de obtener mayores y mejores
eyaculados a través de observar las montas de otros machos, en los
carneros esta técnica no funciona(69), por lo que en
ocasiones lo que se recomienda es la introducción de una nueva hembra
cuando un carnero no muestra una excitación sexual normal.
En un intento por mantener alta la libido de machos durante la colección de semen, Lezama et al(156)
cambiaban la hembra estímulo después de cada eyaculado del macho. Sin
embargo, aunque es posible obtener más eyaculados de los carneros, esta
práctica no mejora las características seminales ni el intervalo entre
eyaculados. Aparentemente debido a que se requiere más de un eyaculado
por hembra (cierto saciamiento sexual) para que este cambio de hembra
estímulo se pueda ver reflejado en el restablecimiento de la libido y
concentración espermática del carnero, como se ha demostrado en el macho
cabrío(157,158).
Otras
prácticas comúnmente usadas en la colección de semen de otros rumiantes
como el prevenir el contacto físico con el animal estímulo después de
la primer eyaculación tampoco ha demostrado tener algún efecto en los
carneros(156).
Una
variante del uso de la vagina artificial, consiste en un dispositivo
que se coloca en la vagina de las ovejas y se recupera después de que el
carnero eyacula en ella, lo que tiene la ventaja de no requerir
entrenamiento de los machos para tolerar la presencia del humano y el
contacto de éste con sus genitales para dirigir el pene hacia la vagina
artificial(159).
Una
técnica de colección de semen, utilizada en aquellos machos que no han
sido entrenados para trabajar con una vagina artificial, con problemas
de patas, columna o falta de libido, es la electro-eyaculación. Sin
embargo, esta técnica debe evitarse, debido a que puede transmitir
defectos a sus crías, que no se observan durante el proceso de
colección, como son: la falta o poco interés sexual, debilidad de patas,
problemas de erección, entre otros. Además, la electro-eyaculación no
siempre culmina en la producción de un eyaculado; estos son de menor
calidad que los obtenidos con vagina artificial y la técnica produce
elevados índices de estrés en los animales(160), generando
consideraciones sobre el bienestar de los mismos. Se ha demostrado que
durante la electo-eyaculación, la electricidad aplicada induce cambios
relevantes en la frecuencia cardiaca y niveles de cortisol de los
carneros(161), por lo que se ha prohibido su uso en algunos países(162).
En el caso de ser indispensable su aplicación, es imprescindible el
asociarla con algún tratamiento anestésico para reducir sus efectos
estresantes en el animal(163).
La
inseminación artificial es una técnica muy difundida, sobre todo en
países con tradición ovina, y que ofrece grandes ventajas sobre todo en
lo que respecta al tema genético. La técnica más difundida para
colección de semen con este propósito es el uso de vagina artificial, y
hoy en día se sigue avanzando en el conocimiento de cómo afectan algunos
factores conductuales el desempeño de carneros destinados a este
propósito. Factores como la frecuencia de eyaculación, abstinencia(147,164) o su relación con la libido y ontogenia(165).
ESTACIONALIDAD
En
la mayoría de las razas, los carneros son estacionales y muestran mayor
libido durante los días cortos, coincidiendo con el reinicio de la
actividad ovárica en la hembra(3). Este ritmo reproductivo está controlado por el fotoperiodo(166).
La retina del ojo capta la luz del día y transmite la información a
través del nervio óptico hacia el núcleo supraquiasmático, al núcleo
paraventricular y a la médula espinal, de donde emergen nervios hasta la
glándula pineal, donde el estímulo nervioso se convierte en un estímulo
hormonal, secretando melatonina durante las horas de obscuridad. La
melatonina en el carnero (reproductores durante días cortos) es capaz de
estimular la liberación de la hormona liberadora de gonadotropinas
(Gn-RH) en el hipotálamo anterior, promoviendo la secreción de
gonadotropinas y la actividad gonadal(167,168).
En el aparato reproductor masculino de otras especies, se han localizado receptores de melatonina(169), por lo que se ha propuesto que esta hormona es capaz de modular la morfología de los túbulos seminíferos(170), las células de Leydig(171) y con ello la secreción de testosterona(169). También existen receptores de melatonina en el epidídimo(172), próstata(173,174) y sobre los mismos espermatozoides(175).
Las
hormonas tiroideas también son un componente importante en la
estacionalidad. La extirpación de la glándula tiroides termina con los
patrones estacionales en la actividad reproductiva(176).
Las razas de ovinos originarias de climas templados en latitudes medias o altas son animales estacionales(177).
Sin embargo, en cuanto al efecto del fotoperiodo en los carneros de
pelo los resultados en la literatura son variables. En ambientes
tropicales y subtropicales algunas razas pueden verse muy poco o no
afectadas por las variaciones estacionales en las horas luz(178) o temperatura(76,179), pero sí por los cambios en la disposición de alimento durante el año(180).
Al
manejar cambios de horas luz en forma controlada, se observa gran
variación entre razas. Habiendo razas que son menos suceptibles al
fotoperiodo que otras. Por ejemplo, El-Alamy et al(181)
obtuvieron cerca del doble de eyaculados en carneros Finn que en
Dorset. Además, esta diferencia en libido fue asociada con mayores
concentraciones de espermatozoides en los carneros Finn. Aparentemente,
los cambios en el fotoperiodo no afectaron la concentración de semen en
los carneros Finn. Hormonalmente, 16 h luz, produjeron incrementos en
los niveles de prolactina de ambas razas, pero particularmente altos en
los carneros Finn, aunque los niveles de testosterona en ambas razas no
se vieron afectados.
El
consenso general es que los machos se ven menos afectados que las
hembras, y aunque disminuida, conservan su capacidad fecundante todo el
año(130). Así mismo, también existen variaciones entre
individuos. Estas últimas puede deberse al menos en parte a que la
reproducción estacional y los mecanismos endocrinos involucrados pueden
verse afectados por estímulos conductuales que emergen de las relaciones
sociales que los animales establecen con otros de su misma especie. Por
ejemplo, Aguirre et al(182) demostraron que la
magnitud del efecto estacional no fue suficiente para evitar que los
carneros pudiesen ser utilizados como reproductores a lo largo de todo
el año. Sin embargo, afectaron de diferente manera a los machos,
dependiendo de su jerarquía en el hato. Los carneros dominantes se ven
influenciados mayormente por el fotoperiodo, disminuyendo sus tiempos de
reacción, incrementando la concentración de testosterona y produciendo
mayor cantidad de espermatozoides por eyaculado que los machos sumisos
durante los meses de otoño e invierno. Otro factor que identificaron los
mismos autores(147), fue la frecuencia de colección. Los
carneros sometidos a altas tasas de colección mostraron mayor libido y
niveles de testosterona en días cortos, que carneros sometidos a tasas
de colección menores.
Entre
las razas originarias de climas templados, las más estacionales, son la
Suffolk, Hampshire y Columbia, y las menos estacionales, Dorset,
Rambouillet y Finn(183). Las variaciones entre razas y entre
individuos, sugieren bases genéticas de la estacionalidad, lo cual se
corrobora, porque la estacionalidad no desaparece cuando las razas de
origen templado son trasladadas más cerca del Ecuador, donde las
variaciones del fotoperiodo son menores durante el año(184).
Lo anterior, ofrece posibilidades de hacer cruzamientos entre razas o
individuos genéticamente menos afectados por el fotoperiodo(148,183).
La
estacionalidad puede verse como un problema para la industria ovina al
reducir la efectividad de programas reproductivos, a ciertas épocas del
año. Sin embargo, a través del manejo de factores ambientales,
hormonales, o genéticos, es posible disminuir su duración y aprovechar
la aplicación de sistemas productivos enfocados a producir más de un
parto por año.
CONCLUSIONES
Pese
a logros importantes, aún es necesaria mucha investigación en el campo
del comportamiento sexual del carnero. Se requiere aplicar técnicas
modernas de investigación para tener un mayor entendimiento de los
procesos neuro-fisiológicos alrededor de este tema, así como el
mejoramiento de técnicas de manejo aplicadas a la reproducción con
vistas a incrementar la eficiencia productiva en general. Aunado a lo
anterior, existen temas donde la información científica es
particularmente escasa, como el caso de las razas tropicales. Lo
anterior, ofrece un campo de investigación muy amplio en una especie
modelo particular para el estudio de estas conductas.
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